miércoles, 19 de agosto de 2009

RIESGOS Y BENEFICIOS DE “LA DOMESTICACIÓN” DE POBLACIONES NATURALES

La base fundamental en la cual el estudio de poblaciones animales naturales o domésticas converge es la determinación de su variabilidad o diversidad.
Mientras que en las poblaciones naturales, la presencia de variedades, tipos y subespecies, es reflejo de la interacción entre los genes y el ambiente (región agroecológica) en el cual se desarrollan y que por ende las ha llevado a cierto grado de especialización para sobrevivir, las poblaciones domésticas están definidas por razas, variedades, líneas, cruzas o híbridos, que son producto de la interacción de su fenotipo con el efecto de la selección realizada por el ser humano.
El evidente beneficio económico de la explotación de poblaciones domésticas ha llevado a su conservación y aunque éstas, rara vez regresan a sus condiciones naturales, existen casos como el del ganado criollo que debido a los disturbios independentistas y revolucionarios del siglo pasado, logro su estatus de población natural adaptándose a condiciones naturales del “nuevo mundo”, hasta que en décadas pasadas fueron redescubiertas sus habilidades productivas y reproductivas para las condiciones adversas del trópico y nuevamente redirigidas a la domesticación.
En las últimas décadas del siglo pasado, fueron redescubiertas las virtudes comerciables de algunas especies silvestres, que fueron extraídas de sus hábitats naturales para ser empleadas con fines recreativos y cinegéticos (p.e. cacería deportiva). Las condiciones se tornaron propicias, sobre todo en algunas regiones del país, desde donde posteriormente se promovió su regulación para hacer de su uso comercial, un uso sustentable para su conservación. Sin embargo, realmente se podría pensar que existe un riesgo teórico y parcialmente tangible para estas poblaciones, ya que sabemos que a través de los años han sido objeto de desplazamiento por el efecto artificial del crecimiento humano, predominantemente urbano y agropecuario, y a la ausencia de condiciones legislativas que regulen tal desplazamiento inmoderado o postulen la creación de reservas adecuadas y suficientes para su mantenimiento.
El problema principal, tal vez no es el riesgo de extinción de la especie, sino en la proliferación de unidades de manejo y conservación de la vida silvestre que cubran una extensión importante del territorio nacional, dará lugar a la posibilidad de desplazamiento o inserción a las poblaciones naturales de animales mejorados (de acuerdo a la característica apreciada) por lo que se puede pensar en cambios importantes en su dinámica poblacional, en su dieta y en su censo efectivo.
A la fecha, no existe evidencia reportada que apoye o refute esta teoría y su consecuencia en las especies silvestres que actualmente se han utilizado para estos fines; sin embargo, sí se han reportado extinciones locales como el caso del Venado Cola Blanca de la subespecie texanus en su hábitat natural del norte-noreste de México, en este caso es importante considerar que, si esta subespecie no tuviera la habilidad de poseer astas que por sus características son muy apreciadas, posiblemente seguiría siendo un recurso natural prescindible.
De lo anterior se puede concluir que, si bien los estudios de variabilidad son fundamentales para conocer las poblaciones animales, también es indispensable conocer y caracterizar la biología y entorno de las mismas, no solo para conocer sus virtudes y potencialidades, sino para que, una vez seleccionada como especie candidata a la domesticación, mejoramiento o intensificación, se tenga el conocimiento necesario para promover estrategias de explotacióon sustentable de tal suerte que, no ponga en riesgo su variabilidad o la de otras poblaciones.

2 comentarios:

CACHIRI dijo...

Hay un erro escribieron tambiéen, con doble e, saludos cordiales

G. Manuel Parra Bracamonte dijo...

¡Oooops! gracias por la observación.